Encuadres extraordinarios
Encuadres extraordinarios
La vuelta de vacaciones, nos sitúa frente al álbum de fotos, desaparecido. Se elaboraba con detallé. Ahora es pretérito perfecto simple. Ya no tenemos ni álbum, eso sí, las imágenes están en la pantalla del televisor extraplano como lonchas de jamón ibérico y más grande que el de mi vecino, en el portátil o el móvil que todo lo da. Vemos las fotos de calidad más que dudosa en pantallas para gafas de vista cansada, una vez y nunca más, se quedan en ese archivo digital del país de nunca jamás, pero como no podía ser de otra manera, muchas fotos, enormes cantidades de ficheros de un montón (o no tanto) de megapíxeles, un número espantoso de carpetas a las que no hacemos caso, tras un vistazo fugaz, algo así como la velocidad de la luz. Y yo me pregunto ¿Dónde está el disfrute? Esos soplos fugaces (como las estrellas) ¿son realmente brillantes? O solo sirven para satisfacer la ansiedad momentánea para después buscar el siguiente instante que no se saborea y ni siquiera se sabe si ha sucedido, para pasar al siguiente y así sucesivamente en una ansiedad perpetua, en una insatisfacción que va in crescendo a medida que buscamos lo que nos dan masticado e incluso digerido. Usted, solo abra la boca o ni eso, mire pero no vea, nos dice una voz interior. ¿Es eso lo que busca está sociedad? O será una mutación de la especie. ¿Y la calidad, dónde está? Dicen los expertos que nos quieren vender la “vespa” que hay mucha calidad y se trabaja por ella. Yo, veo un retroceso en todo, eso sí, envuelto en papel de regalo. De lo que hablo, es de dedicarle el tiempo que se merece la actividad, no solo la velocidad de obturación, el diafragma, la profundidad de campo ( que algunos entenderán por irse de acampada rural o de algún pueblo con un aldeano solitario en la Euskadi profunda- que la hay-) de lo que hablo, es del papel fotográfico, del contacto con el objeto, que algunos humanoides, empiezo a pensar que están perdiendo la capacidad de “tacto” puede que sea a causa de la evolución de las especies y como decía mi amigo Darwin la selección natural debe continuar, imparable. La verdad es que nos lo ponen a huevo. Las tiendas de “a euro” donde la cinta adhesiva no pega o nunca se despega y las grandes y enormes superficies, de los “Megajardines” donde se vende felicidad con sonrisa etrusca. Lo mejor será, que Usted se dé un buen baño, ahora que todavía estamos en verano, quizá, al emerger a la superficie, refrescado, vea el paisaje fuera de la pantalla del televisor, se sorprenda un poco y pueda incluirlo en su nuevo y reluciente álbum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario