EL GABINETE MÁGICO DE ALBËR D’ARBBIN.
A MODO DE BREVE MANUAL DE INSTRUCCIONES.
Recuerdo aun con emoción aquel primer contacto con una serie de manuscritos de un autor apenas conocido y del que tenía escasas referencias. En una de mis frecuentes excursiones por los gaazha a la búsqueda de textos y de reliquias olvidadas di con el sorprendente hallazgo. Atónito y con la respiración contenida no pude dejar de admirar aquel maravilloso descubrimiento: páginas y más páginas caligrafiadas sin un orden concreto, empapadas de conocimientos, de sueños, de intuiciones y de deseos. Me encontraba ante el auténtico legado de Albër D’Arbbin.
Parecía la obra de un loco, de un visionario, pero con el tiempo fui dándome cuenta del auténtico poder que lo hallado tenía. Poco a poco fui localizando nuevos elementos indispensables para la comprensión del críptico trabajo del misterioso autor y que completan este curioso gabinete. Albër D’Arbbin no solo ha esparcido ideas de toda índole, de Geometría, de Botánica, de Matemáticas o de Arte, sino que ha recopilado los más variopintos e insólitos artefactos, objetos exóticos de elaborada y de ambigua técnica. Como el ávido coleccionista es un indagador perpetuo, aspira a un conocimiento total, globalizante, a través de la observación de la naturaleza y de la experiencia. Admirador de olvidadas bellezas, recolector de sueños, devoto de variopintos paisajes y contador de singulares historias no dejará de registrar con increíble minuciosidad todas sus impresiones.
Desde un principio intenta contagiarnos su fascinación por aquellos artilugios creados por la Ciencia, por esas máquinas imposibles capaces de hacer visible lo invisible, de atraer opuestos o de generar sorprendentemente criterios estéticos. Ante tanta sofisticación y especialización de la Técnica prefiere desvincularlas de sus cualidades originales para reformularlas y dotarlas de cualidades auráticas. Máquinas en definitiva de funcionamiento simbólico, transformadoras de conocimientos y purificadoras de sentimientos creadas por la mano de aquel que conoce los secretos de la Física o de la Dinámica. Mecanismos híbridos que nos sugieren acoplamientos metafóricos, que nos evocan una física poética. Nos recomienda un “funcionamiento mágico” que deje fluir nuevas señales para celebrar el renovado acontecimiento, para provocar en el hombre un cambio vital, una especie de suerte de redención.
Albër D’Arbbin devora imágenes, libros, conceptos, leyendas o rituales y de todo ello toma notas escrupulosamente. Cuando el papel se agota pasa de forma natural a la pared. La pizarra será para él una prolongación de su de su espíritu, una partitura infinita en constante transformación. Con impulso tímbrico las cubrirá sistemáticamente de diagramas, de signos e iconos de gran valor pedagógico. Pone blanco sobre negro; la pizarra será como el vacío, la página de un libro que se empieza a llenar y que nos conecta con la vida. Desde su fondo oscuro los mensajes brillarán como estrellas en la noche. Mediante la interacción de imágenes y de textos es capaz de crear todo un proceso cognoscitivo, de reconducir la luz en la oscuridad. La imagen corrige y completa la definición de las palabras, pero no dudará tampoco en acudir a juegos lingüísticos, a acrósticos en la formulación de sus cavilaciones. Nos incita con trabajos poblados de misterios, con objetos de dualidad lingüística que desafían la lógica del espectador, y que le animan a abandonar su pasividad, ofreciéndole la posibilidad de colaborar en un juego de collage colectivo, de participar de la suerte de estos palimpsestos interminables.
Excepcionalmente disfrutaremos de toda una pléyade de impresiones sensoriales a partir de sucesos particulares que nos inducen a experimentar cambios. Entraremos en contacto con las fuerzas extraordinarias y prodigiosas de la naturaleza que nos alumbran como rasgos nuevos en el alma del mundo. Un mundo donde lo lúdico, lo mágico y lo sorprendente confluyen en perfecta armonía; un mundo donde poder recuperar la capacidad de asombro por las cosas, donde habita el niño que aun soñamos. Así, desafiando conceptos y traspasando límites invocará lo cósmico con lo terrenal, congregará a la filosofía con la ciencia, el Arte con la Vida. Aconsejo pues al visitante a armarse de paciencia, a desvestirse de prejuicios y a creer en el universo, ficticio o real, que Albër D’Arbbin en este caso nos propone. Ahí radica su verdadera fuerza.
Olius Grimm
Enhorabuena Alberto, por comenzar a alimentarnos con tu blog. Me has interpretado plenamente con tu comentario de hoy a Carmelo. Y leyendo lo que nos has comenzado a entregar, he experimentado una alegría inmensa. Me doy cuenta que engordaremos felices quienes sigamos sus conversaciones. Si, desde hace algún tiempo que sigo sus diálogos de comentarios a Carmelo, también por Antón y otros. Me da la impresión de estar en una tertulia de gigants y pequeño sin mucho que decir, tomándome un vinito para digerir, les escucho extasiado. Cada vez que he deseado hacer un comentario, uno de ustedes se adelanta, me interpreta y callo. He permanecido y disfrutado de la amistad que les une en silencio. ¡Que buenos amigos son ustedes! ¡Que buenos amigos! Pero esta vez estoy eufórico y pongo este comentario.
ResponderEliminarY yo, ¿Qué de donde salí? Por razones del camino a Santiago, di con el blog de Antón y allí, como ahora a ti, conocí a Carmelo. Cada vez, que con tiempo entro a la web , como rutina leo que hay de nuevo con el caminante inquieto, Carmelo y sus comentarios. Ahora también con el tuyo.
Y como se dice, por estas tierras en que me encuentro, perdonen que les tutee, pero les leo hace bastante tiempo.
Desde el futuro Parque nacional patagonia, Cochrane, Aysen, Chile.
Joaquín Calaf